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BRISAS DE FOZ

Repercusiones evidentes en la estructura familiar y por extensión en la Sociedad

Ayer a la  mañana, oía en la radio una tertulia. En élla  intervenía la periodista Isabel Duran, que parece no ser una feminista ejerciente, por eso, su comentario me alertó de lo muy arraigado que está en el subconsciente de mucha gente, lo que yo ayer denominé égalite asimétrica.

 

La Srª o Srtª Duran, en el medio de uno de esos barullos que se montan en las tertulias, donde todos los tertulianos hablan a la vez, privándonos de escuchar lo mucho y bueno que tienen que decirnos, o, librándonos de las chorradas y lugares comunes que sueltan para ganarse un buen puñado de euros, que, no echen en saco rato, valen casí un 50% más que los dólares, otrora top del top de las monedas, soltó algo así como: me decía una farmacéutica amiga mía, que si este medicamento fuera para hombres, ya lo habrían retirado por los efectos secundarios que implica. Se estaba refiriendo a la píldora de un día después, que no se por qué la llaman así, dado que en realidad, se trata de una píldora pos-coital.

 

¿Lo ven? ¿Lo entienden? ¿Se percatan? Hasta una profesional como esta, en su subconsciente lleva “marcadoel anti-varón. ¿Pero que coño les habremos hecho? O, ¿Será por lo que no hacemos?

 

¿No fue el lobby feminista el que introdujo en nuestras leyes esta píldora? ¿No fueron éllas las que buscaron este remedo en aras de la igualdad frente al acto sexual? ¿No son éllas las que piden igualdad para la promiscuidad que censuran en los varones? . Años censurando que los varones hacían abuso de poder para mantener relaciones sexuales fuera del entorno de la pareja, y ahora, son éllas las que autopromocionan ese status. Y, además, eso, lo denominan: progresismo, égalite y no se cuantas cosas más, aunque, realmente, supone retrogresismo, por cuanto la promiscuidad de la fémina existió siempre, como para el varón, excepto a nivel de burdel

 

Razonamientos” tan brillantes como este, abundan por doquier. La presión sobre el varón es creciente y abundante, envuelta eso si, el la égalite como “razon”. Una égalite que lo engloba todo; no se circunscribe a derechos fundamentales, como sería explicable, se hace extensible a todo y en todo. ¡!Podemos hacer cualquier cosa que haga un hombre!!, suelen explicar las más exaltadas y menos formadas. Hace unas cuantas semanas, escuchaba la entrevista a una cantante italiana de opera, y ésta le relataba al entrevistador, que una opera que élla cantaba desde hace poco, y por primera vez una mujer, suponía un mérito añadido debido a que estaba diseñada para la capacidad torácica de un hombre, por eso su canto, no lo acometían las mujeres. Y ¿Qué decir de su mayor propensión a las depresiones?, según relatan los trabajos médicos al efecto. Si esto es, realmente así, habría que tenerlo presente a la hora de confiarles ciertas responsabilidades, que se compadecen mal con estados: pre-depresivos, depresivos y pos-depresivos.

 

Hace unos días, relataba aquí, que la violencia de hijos hacia los padres y abuelos se acrecentó de manera imponente en las niñas, que ya alcanza el 40% de la estadística, y esa circunstancia se daba más en la familias monoparentales y en aquellas otras, que mediando la existencia del padre, este pasaba desapercibido para el órden familiar. ¿En que quedamos, pues?  Binomios de niñas y madres, en este caso concreto, dicen que conllevan a mayor conflictividad social. Luego, algo no cuadra bien. Sin embargo, personalmente creo, que no es tanto responsabilidad del binomio, como tal y,  si de la calidad de los componentes y su exageración de la égalite

 

Yo no estoy negando que la fémina desarrolle su actividad, la que crea oportuna y para la cual se prepare adecuadamente, ni siquiera le niego esa buscada de la promiscuidad, estoy denunciando que la égalite sea: impuesta por Ley, independientemente de la valía, en perjuicio de varones válidos por mor de una cuota infame, con deterioro de la imagen de las féminas válidas, y, repercusiones evidentes en la estructura familiar, y por extensión en la Sociedad, como de lo dicho anteriormente, parece desprenderse.

 

 

¿Pues ya lo saben, con toda  tranquilidad podríamos repescar aquello que antaño se decía, tanto en España como en Flandes, referido a los doblones de oro de dos ducados.  Salvéos  Dios, ducado de a dos  que Monsieur de Chiévres topó con vos”. Pues eso, cuídenseme, de las descendientes  de Monsieur de Chiévres, que con nos han topado, y parece que le han cogido justirrínin.

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