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BRISAS DE FOZ

Así se ve desde Foz......

Casi todo el mundo sabe que en las comunidades de propietarios-vecinos, suelen haber no pocos problemas derivados de que cada propietario-vecino tiene una singular forma de interpretar la propiedad y la convivencia. Antaño, era bastante usual que la presidencia de este tipo de comunidades, la ostentara un propio convecino durante un tiempo prefijado, pero cada día más, esa labor se tornó en, prácticamente, imposible, debiendo recurrirse a un administrador profesional, que aporte: conocimiento adecuado, operatividad y profesionalidad. No obstante, los problemas no han concluido, debido a que, no siempre, la selección de administrador reporta el fruto que esperábamos o, la comunidad es un polvorín donde toda labor racional es imposible. El administrador, ha de ser un profesional riguroso en el sentido de moverse dentro del respecto a las leyes y a la norma, que la constituyen los estatutos. No debe zascandilear entre sus administrados porque ello le llevaría a perder la equidad y obtener las consiguientes consecuencias de ingobernabilidad. Ha de ser respetado por que se le reconozca: conocimiento, operatividad y profesionalidad. Aún así, existirán convecinos incívicos que traerán problemas a la comunidad y que el administrador debe resolver, evitando conflictos directos entre los propietarios-vecinos, que vendrían a romper la convivencia indispensable.

La justificación de este administrador, es paralela, por la diferencia de enjundia, a la que acontece en una Nación. Los ciudadanos y vecinos que constituyen su población, dado los diversos problemas singulares, necesitan de un administrador, que es el Estado a través de sus administraciones varias. Si el Estado no regula con leyes convenientemente la convivencia en sus diversos aspectos, si el Estado no exige que los ciudadanos y vecinos cumplamos las leyes ¡siempre y sin excepciones!, si el Estado no es operativo para defender los derechos de sus nacionales y exigir el cumplimiento de sus deberes, en fin, si los representantes del Estado, las administraciones de, zascandilean con los ciudadanos y vecinos, la convivencia se trunca. Y, como acontecía en el caso de los convecinos-propietarios, a pesar de todo, habrá incívicos que adoptando las diversas formas posibles, crearán conflictos, pero  el administrador-Estado, debe resolver aplicando los medios coactivos de que se le dota desde la Sociedad.

Acabamos de ver como un incívico adolescente, agredió al profesional que, el Administrador-Estado,  tiene encargado de nuestra Comunidad Nacional. Fue un menor a falta de 90 días para dejar de serlo, y consecuentemente, sus derechos  de menor deben ser preservados, aunque la presunción de inocencia, parece no cabe, ya que fue pública su agresión. Determinados personajes azuzan, directa e indirectamente, a estos incívicos que, desposeídos de la más elemental racionalidad, son empleados como carne de cañón. En diversas ocasiones cuando hube de referirme a Os rapaces da pólvora, siempre advertí que, en mi particular forma de evaluar los acontecimientos que rodeaban sus actuaciones, deducía que no solo había disculpas por parte de esos personajes a los que me refiero, a sus actuaciones, sino que intuía apoyos no visibles y por tanto no públicos.

Hace pocos días me hice eco aquí, de lo que pareció, a criterio del Conselleiro del ramo, un sabotaje en el Hospital de Vigo. El Conselleiro no le dio nombre, pero aduje la rareza de que en 190.000 m2 construidos, una tubería reventase dos veces, en pocos días, en el mismo sítio y por atascos producidos por varios rollos enteros de papel higiénico o manojos de gasas y otros elementos de difícil disolución en el agua residual. Cada verano se hace patente decenas y decenas de incendios que presentan síntomas claros de que es difícil se produzcan por medios naturales ; es decir, son provocados, y, es difícil creer, para quienes hemos conocido bien y afondo la sociedad rural, que siempre sea por motivos de interés singular de uno  o varios vecinos; más parecen obra de os rapaces da pólvora o similares. Si el administrador-Estado, no se emplea con contundencia, que no lo hace, ante este tipo de actividad, individuos indeseables pululan por nuestros lares  con bastante libertad para hacer daño, paradójicamente, en aras a eso, la Libertad. Resulta curioso, como a algunos de estos personajes, el administrador-Estado, les trata con deferencia.  

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