Esos 300 curillas secesionistas........

Supongo que el dinero que  aportamos los ciudadanos españoles a través de marcar las cruces en nuestra declaración del IRPF  anual, no se considerará dinero público para sus perceptores; en este caso los sacerdotes. Si se considerase dinero público, los perceptores deberían ser asimilados a empleados públicos, en cuyo caso, la fiscalía debería abrír diligencias para conocer si esos 300 curillas secesionistas están incurriendo en delito, como cualquier otro empleado público que contravenga la ley. Una parte, al menos, de la  Iglesia oficial en España siempre ha vivido episodios perturbadores, no solo de las conciencias de los católicos de fé, sino que también de las reglas de convivencia. Por hablar del pretérito más próximo, recuérdese como trataban a las víctimas mortales de sus amigos lo etarras por no citar los conflictos políticos generados. Al frente de todo ello, siempre hubo obispos, con o sin pucha (chapela). Quizá, porque determinados  obispos estaban, y están,  en la política, no veían como en su grey se producían acciones de degeneración sexual y otras, cuando no eran ellos mismos los que actuaban de tan depravada manera.

Si dijese que me extraña que, el gran fraile vestido, ahora, de blanco, o su Secretario de Estado no intervengan para denunciar el activismo político contra la Ley  y la Sociedad Española de estos secesionistas con alzacuello, mentiría. No me extraña nada. Ya sabemos que, como está bien claro a lo largo de la historia mundial, ellos no se ocupan de las cosas terrenales; en todo caso, siempre, dicen, están del lado del desvalido, y es claro que, las autoridades políticas de Catalunya, en este momento, son los desvalidos, porque se les ha cortado, al menos en parte, su fuente de ingresos delicuencial. Recuerdo, con cierta fijación, una frase del Sr. Arzobispo de Santiago de Compostela actual, cuando  As Mareas accedieron al poder; dijo el mosen: ¡! Nosotros hablaremos con todos!! Pues eso. ¿ Y los todos, hablaron con él o simplemente quieren sustituirlo por un jefe seglar de la iglesia o, sustituir, directamente, la iglesia por una asamblea popular  especializada en buenos hábitos y  costumbres?. Recuerden los lectores, que en sus días yo destaqué la que parecía ser cualidad más importante de los cardenales de Madrid y Barcelona, ámbos, declararon que expondrían su vida para defender las ideas del gran fraile. Estos días he leído en el Confidencial.com, un artículo de uno de sus redactores que viene a coincidir con mis pretéritas opiniones, ergo, ya no es una visión exclusiva mía; hay más percepciones de la mediocridad que dirige la institución, que viene a abundar en la mediocridad dirigente trasversal que nos ha tocado sufrir.

Por cierto, que hace algunos días, tan solo, escuchaba una entrevista de un misionero jesuita destinado en Africa; decía el buen hombre, y se alegraba de ello, que siendo como son 136.000 jesuitas en el Mundo mundial, han llegado a copar la cúspide de la Iglesia. Eso queridos lectores nos vienen a enseñar que, un grupo pequeño pero bien disciplinado y dedicado a la acción, es capaz de hacerse con el poder más ambiciado.