In memoriam
Conocí de la existencia de D. Manuel Fraga, allá por el año 1955 o 56. Tenía yo como compañero de clase a Álvaro Cunqueiro González-Seco, hijo menor del escritor del mismo apellido. Alvarito, que así le llamábamos, hablaba de Manolito Fraga, como amigo de su padre. A Cunqueiro le habían retirado su carnet de periodista en el año 1944, y si mal no recuerdo, se lo habían devuelto por intercesión del que, Alvarito, llamaba Manolito Fraga. Si D. Álvaro viviese, estoy seguro que aprovecharía aquél hecho para, partiendo de el, hacer una hermosa glosa de quien le ayudó entonces. De los descendientes directos que viven en España, no espero yo un recuerdo en forma de gratitud o reconocimiento. Están demasiado radicalizados, políticamente hablando. Desde entonces, además de por su vida política- pública, le seguí a través de algunos de sus libros. Su capacidad de trabajo, su formación, su diálogo directo y su honradez, me han cautivado. Entonces, D. Álvaro vivía en Mondoñedo con sus hermanos, Carmiña y Pepe, y, durante un tiempo con un convivente, que conocíamos como el Boliviano. Se decía que era un ministro exiliado de Bolivia, aunque yo creo que debería ser un escritor, aunque quizá también ministro. A lo largo del día de ayer, escuché y oí a muchos personajes pronunciarse acerca del difunto D. Manuel Fraga (q.e.p.d); muchos de éllos, se correspondían con personajes y personas que integran el P.P., pero otras no, incluso fueron destacados oponentes políticos de él. Me reconfortó que estos últimos, le reconocieran con los valores que, creo, tenía. Algún rara avis, elementos resentidos o, lo que todavía, para mi, es peor, para finalidades políticas, aprovechan para lanzar infamias o recordar errores propios de ser humano. Parece ser, que en las redes sociales han proliferado los energúmenos. Me tiene muy interesado el poder comprender como hay tanta gente, a lo largo de cualquier hora lectiva de cada día que están, dale que dale, en esas denominadas redes sociales. ¿Serán personas en paro? ¿Serán personas que están en el puesto de trabajo, pero chateando? O, ¿Serán políticos, que tienen tiempo y medios a costa del contribuyente?. Para mi es un misterio, porque, además de disponer de tiempo para estar al pié del chat, se debe disponer de la herramienta y tener suscrito un contrato para Internet. Por esto último, y por lo que se acostumbra a escribir, y con que lenguaje se hace, me reitero en que este País tiene una difícil salida de la mediocridad. Por esta razón, echaremos tanto de menos a un trabajador infatigable, persona documentada y sobre todo, persona, D. Manuel , o Manolito Fraga como le llamaba Alvarito Cunqueiro.
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