el cuarto poder..../....está tan corrompido como cualquier otro, sino más......
Hoy me ha llegado vía internet un supuesto artículo publicado en Expansión, esta mañana, y firmado por Forges. Me extrañaba que quien formó parte de una plataforma,o colectivo parecido, en defensa de Pedro Sánchez, escribiera tal cosa; por eso, cuando pude, traté de confirmar o desmentir mis dudas, y hete aquí que ,efectivamente, el artículo en cuestión ni es actual ni es originario de Forges. Su título es El triunfo de los mediocres y, presuntamente, fue publicado en el 2012 en el blog de David Jiménez, periodista y escritor catalán. Así andamos. Las redes sociales son una extraordinaria herramienta, pero en ocasiones, muchas ¡! Muchiiiiisimas!! utilizadas por delincuentes y otros especímenes de la peor calaña.
En todo caso, el artículo en cuestión, como dice su autor, relata obviedades porque son, sus afirmaciones, cuestiones que pueden ser visualizadas por cualquiera que sienta alguna inquietud intelectual o incluso material. “nos hemos convertido en un país mediocre”, es cierto, pero esa mediocridad afecta al mundo occidental, en general, aunque, con gradientes diferentes; y eso, esa afección generalizada a la Sociedad Occidental( la más desarrollada, se supone) es lo más grave, porque implica un evidente declive general de una forma de entender la vida, eso que hemos venido conociendo como democracia.
En el artículo de Jiménez, se comienza fundamentando su valoración de país mediocre, el español, porque los españoles pasamos 134 minutos/día viendo televisión basura, principalmente; es cierto, pero ¿Por qué sucede esto?. Yo tengo mi punto de vista al respecto y pasa por lo siguiente:
1.-La TVE ha dejado de programar espacios que atraían una mayoría de personas; por ejemplo, teatro o series costumbristas. Eso se relacionaba con el anterior régimen
2.-La proliferación de TV, privadas y públicas, hace que tengan de buscar audiencia a cualquier costo. Aquello de: formar, informar y entretener, pasó a la historia. El amarillismo , reality Shwo , etc etc, asegura audiencia. El marugeo forma parte de nuestra idiosincrasia
3.-La gente se regocija en la TV basura porque la formación, en general, es de muy baja calidad, a pesar de oficialmente se sostenga lo contrario, lo que impide que le prestemos atención a lo importante
Lo mismo nos podemos preguntar ¿Por qué sucede esto? Cuando Jiménez se refiere a : “políticos que se insultan sin aportar una idea”. Eso que tantas veces hemos criticado aquí, en una mayor parte, sucede porque, “el cuarto poder”, como gustan de llamarse los periodistas, está tan corrompido como cualquier otro, sino más, y, en lugar de criticar, con contundencia y cotidianidad esa práctica, por parte de los políticos que lo practican, que no son todos, se les reconoce como virtud; “un buen regate en corto tiene fulanito” dicen los memos miembros del cuarto poder.
La mediocridad de la Sociedad, está promocionada desde determinadas ideologías, porque en ella tiene más facilidad para desarrollar su actividad infundamentada, y las otras ideologías, no lo combaten porque, cada vez más, la mediocridad se adueña de ellas.
Resulta infumable escuchar, día tras día, a todos los que tienen la posibilidad de acceder a los medios de comunicación, como se montan mantras acerca de las más diversas actividades que contrastan con los datos reales y oficiales. A nadie importa estar reconociendo, por ejemplo, que nuestra sanidad pública es la releche, cuando, oficialmente, se reconoce que no es así. Es cierto que existen nichos de excelencia en esa actividad, pero la mediocridad abarca a la generalidad, especialmente fuera de las grandes urbes, por la escasa masa crítica existente y porque la sociedad, los políticos y los sindicatos, no reparan en que esa masa crítica es indispensable para que exista calidad técnica; por lo contrario, se busca la diseminación de los medios disponibles para favorecer las posiciones políticas, profesionales y particulares de unos cuantos.
La mediocridad, no ha venido por casualidad, es la respuesta a la actitud y a la aptitud de las élites operantes fruto del declive del sistema imperante en Occidente.
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