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BRISAS DE FOZ

El problema catalán no tiene su origen, como se dice, en las ínfulas separatistas del presunto delincuente Pujol...

Esta mañana tuve ocasión de escuchar el testimonio de varias mujeres a través de los cuales  se exponía la situación que está viviendo Catalunya, donde, los no catalanistas-secesionistas son, de una u otra manera, acosados por los que lo son, una mayoría, se quiera o no reconocer. También escuché a esa radical, que ostenta la portavocía del Psoe en el Congreso, dejar constancia de la ignorancia política  y radicalismo, de ella misma y de su cabeza de filas, el ínclito Sánchez. Personalmente no me sorprende ninguna de las dos cosas. Los que sigan este blog, saben mi opinión negativa de los catalanistas-secesionistas y de la Srª Robles y Sr. Sánchez. Se sorprenden, o dicen sorprenderse, muchos opinadores-analistas-periodistas que actúan presionados por sus particulares intereses, en casos, y en otros, por simple desconocimiento.

El problema catalán no tiene su origen, como se dice, en las ínfulas separatistas del presunto delincuente Pujol. El problema radica en el ADN de los catalanes nacionalistas-catalanistas-secesionistas. Lo digo por conocimiento empírico. En la década de los 70, siglo pasado, yo me desplacé a Barcelona, para desarrollar una nueva línea de negocio de la multinacional americana en la que trabajaba desde hacía 10 años. Llegué en setiembre, y la primera muestra de troglodismo de catalanes la experimenté el día de la Merced, apenas unos días después de incorporarme a la central, en España, de mi compañía. Ese día, festivo local en Barcelona, viviendo yo en Vilasar, no festivo, me desplacé a Sabadell, tampoco festivo,  donde radicaba el laboratorio y fábrica, para tratar diversos asuntos. Los trogloditas catalanes de mi compañía, socialistas y comunistas separatistas, montaron una liada considerándome un esquirol, que venía a Catalunya a dar un mal ejemplo. Cierto es que, aquello no pasó de un intento de amedrentarme, porque mi posición, dentro de la empresa, no les permitia otra cosa que no fuera hacer ruído. 

Había adquirido vivienda en Vilasar, al lado de un colegio público y otro concertado; a cada uno de ellos envié a uno de mis hijos. Aunque eran de muy poca edad, no aceptaron la imposición de algunos de los profesores de hablar catalán- finales de los 70- por lo que empezaron las vendetas en forma de rebajar notas. Ante mi petición de aclaración, en el colegio concertado, regido por monjas, la directora me aconsejó, que si podía,  sacara mi hija de allí. Saqué los dos, para enviarlos a un colegio liberal ubicado en la Garriga, el colegio Alpe. Mis hijos debían emplear 2 horas al día, para ir y venir, por la mañana y la tarde; comían allí, y sus padres pagaban alrededor de 100.000 pts/mes, además de tener que adquirir acciones del colegio por valor de 300.000 pts de la época. En el curso 90/91, gobernando Pujol, lo cerraron porque era un mal ejemplo para el nacionalismo, aunque la disculpa fue problemas económicos. Yo peleé en aquella meleé, por eso conozco de primera mano la cuestión. Ví ,en aquella ocasión que, españoles eminentes, alguno de ellos presidente del Constitucional, después, no tuvieron un comportamiento ejemplar.

Al cerrar aquel colegio, donde los nacionalistas-secesionistas no tenían terminales con poder suficiente para imponer nada, tuve que buscar un tercer colegio, donde mis hijos concluyeran sus estudios previos a la universidad. Era un colegio de influencia del Opus ; no obstante, mi hijo, de notas muy brillantes, tuvo problemas con el profesor de lengua por la misma razón de no utilizar la lengua catalana más allá de lo previsto en el curriculum, aunque en este caso, la dirección del centro, ante mi petición de aclaraciones, solucionó el problema. Mis hijos, como algunos otros de familias que yo conocía, fueron a la universidad fuera de Catalunya, porque, ya entonces, la situación era insufrible. Cuando terminaron sus estudios universitarios, decidimos no quedarnos en Catalunya, donde viví 17 años repartidos entre Vilasar y Alella; 17 años que, me permitieron tener una idea bastante aproximada de la realidad de aquel oasis, al relacionarme con muchísima gente de aquella región, por razones profesionales.

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